Encuentro



Inspiración visual 85. Encuentro

Una vez hubo terminado el rodaje de la serie romántica en que sólo tenía dos frases, Lucia, sin quitarse el atrezo, se descalzó y salió siguiendo las huellas de un perro, impresas en la arena.
Olvidó que debía volver. Sus pensamientos se llenaron de ideas remotas. Como si ir de época le insuflara ese papel.
Un gemido la sacó de su ensimismamiento. Un perro de ondulados blancos, vetados por negros dispersos, la miraba lastimero.
Observó con detalle, y miró a su alrededor, pensando que no lejos estarían quienes se ocupaban de él.
Se acercó, al advertir que estaban a solas.
Una chapita plateada llevaba su nombre. Linda. Era una perrita.
Tenía clavado un guijarro entre los deditos de su patita derecha trasera.
Con sumo cuidado, se lo quitó. No se había alojado en profundidad.
La acariciaba y susurraba con dulzura. al principio, huraña rechazaba que actuara, pero, quizás advirtiendo que la liberaba, dejó que actuara.
Caía la tarde. El sol anaranjaba el horizonte. Orientados al oeste, la puesta de sol magnificaba el paisaje.
A ella le costaba acostumbrarse. Venía del este. De otra orilla, en que amanecía con un sol rampante, plateando las mansas aguas mediterráneas. El Atlántico era diferente. No se acostumbraría nunca.
-Linda, bonita. ¿Vienes?
No la siguió. Ella marchaba, mirando de vez en cuando atrás.
Al día siguiente, volvió a seguir su rastro. Le había llevado unas galletitas para perros..
Serían amigas durante el tiempo en que se rodó el serial en ese entorno.
La última tarde, cuando se despedían, sus sombras se unieron para siempre.
De regreso, una dama de azul, y una perrita revoloteando a su alrededor, como espuma marina.

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